La práctica de la meditación, cuyo origen se remonta al menos tres mil años antes de Cristo, siempre ha sido visto con cierto recelo desde occidente, pese que en nuestra cultura, a través del cristianismo, se ha utilizado como herramienta de auto-conocimiento des de hace mucho tiempo.

Hoy en día, gracias a los diferentes estudios promovidos por la curiosidad de la comunidad científica y la irrupción con buena acogida de la práctica del mindfullness en todo occidente, casi nadie cuestiona su utilidad. De hecho, incluso ha pasado a formar parte de las recomendaciones de los distintos colegios de psicología como un complemente idóneo de la psicoterapia para fomentar el bienestar y el equilibrio emocional.

PRINCIPALES BENEFICIOS DE LA PRÁCTICA DE LA MEDITACIÓN

  • o Mejorar la atención y la concentración

 

  • o Ganar una mayor capacidad de atender lo que ocurre en el momento presente, evitando así viajar de manera involuntaria hacia el pasado o el futuro.

 

  • o Reducir la presión arterial y los niveles de cortisol, la principal hormona del estrés

 

  • o Mejorar la calidad del sueño

 

  • o Ampliar la consciencia de nuestro mundo emocional y ganar capacidad de gestionarlo en momentos de crisis

 

  • o Ganar mayor sensibilidad de nuestra consciencia corporal, es decir, acerca de aquello que nos perjudica y aquello que nos beneficia.

 

  • o Realizar un “masaje” a nuestro Sistema Nervioso Central (SNC)

Como veis, dedicar unos minutos al día a practicar la meditación trae solamente ventajas, aún así la mayor resistencia la encontramos precisamente en eso, en encontrar el momento para parar, sentarnos y recogernos para observar a ese “caballo al galope” que tenemos por mente. Para ganarle el pulso a dicha resistencia se requiere constancia, solo eso, constancia y compromiso con uno mismo.

RECOMENDACIONES PARA EMPEZAR A MEDITAR

o Podéis comenzar con 10 minutos al día, mi recomendación es que no os obliguéis a más, ya iréis aumentando la duración de la práctica con el paso de las semanas, aunque os cueste creerlo llegará el momento en el que practicar se convertirá en una necesidad.

o Una vez sentados en una postura cómoda simplemente observa todo lo que ahí ocurre. Si tienes dolores u otras limitaciones físicas puedes realizar la práctica sentado, con la espalda recta y las rodillas apoyadas en el suelo.

o Ponte en actitud curiosa, como la de un niño, con todo lo que pasa dentro de ti. Date cuenta de tu hábito a entrar en el diálogo contigo opinando sobre todo lo que sucede y observa la magia que acontece cuando solamente estás atento. Por el simple hecho de atender y observar las olas de tus pensamientos verás que poco a poco, con el paso del tiempo el mar entrará en calma. Que sepas que eso es solo el principio del camino hacia una vida más plena, una vida que afrontarás con mayores recursos, los tuyos propios, para sostener y transitar sus tormentas y también con una mayor capacidad y sensibilidad para disfrutar.

¿Aún te cuestionas para que meditar?

 

Koldo salguero

Terapeuta Gestalt i conductor de l’Espai de Meditació